miércoles, 29 de septiembre de 2010

TE MANDO UN INFINITO DE LUZ,CARIÑO Y ARMONIA....Y QUE DIOS TE BENDIGA

QUERIDO MANOLO -SONRIE !!!!!!!

VOS MEJOR QUE NADIE SABE LA TREMENDA IMPORTANCIA DE REPETIR A TODOS LAS MAGICAS PALABRAS "DIOS TE AMA" PORQUE EN ELLAS NO SOLO ESTA INSERTO EL INFINITO AMOR DE DIOS Y JESUS SINO TAMBIEN TU AMOR DE HIJO VOLCADO HACIA TODOS TUS HERMANOS QUE SOMOS NOSOTROS.

SABES MANOLO SOY UNA CONVENCIDA QUE EL NOMBRE DE ESE SER SUPERIOR PUEDE CAMBIAR SEGUN LAS DISTINTAS RELIGIONES PERO SI LO MUEVE AL SER HUMANO EL AMOR, LA BONDAD Y LA SOLIDARIDAD NUESTRO DIOS IGUAL ABRAZA Y PROTEJE Y GUIA.

TE MANDO UN INFINITO DE LUZ, CARIÑO Y ARMONIA Y QUE DIOS TE SIGA BENDICIENDO PARA QUE FINALMENTE RECUPERES TU SALUD.

CUANDO VI TUS FOTOS NO PUDE MENOS QUE SORPRENDERME PROFUNDAMENTE CUANDO VI UNA DE TUS FOTOS CUANDO ERAS MAS JOVEN, SOLO QUE YO EN LA RONDA DE JESUS COMO LA LLAMO TE VEO SIN ANTEOJOS PERO SOS IGUAL, ME EMOCIONE PORQUE ESTA RONDA UN DIA COMENCE A HACERLA MEDITANDO Y ES TAN SUBLIME ESE MOMENTO QUE VOY LLAMANDO A TODAS LAS PERSONAS QUE CONOZCO, Y LUEGO LAS QUE APARECEN Y NI LAS CONOZCO ENTONCES COMENZAMOS TODOS A REZAR EL PADRE NUESTRO Y LUEGO CON LOS BRAZOS EN ALTO CANTAMOS EL GLORIA Y VOS SIEMPRE CON UNA SONRISA TAN AMPLIA Y ALEGRE QUE CUANDO VEIA NOTICIAS TUYAS AGRADECIA A DIOS POR HABERTE ENCONTRADO EN EL GRUPO.

BUENO MANOLO, DESEO PARA VOS TU ESPOSA Y TODOS TUS SERES QUERIDOS TODO LO MEJOR, QUE DIOS TE SIGA ACARICIANDO Y QUE NOS SIGAS ALEGRANDO CON TUS REFLEXIONES PERO MAS CON TU EJEMPLO DE FORTALEZA, DE FE Y DE AMOR.

GRACIAS POR EXISTIR HERMANO SONRIE !!!!!!!!!!!

AYMARA HET

martes, 28 de septiembre de 2010

LOS FRUTOS DE LA VIDA CRISTIANA

Todos los frutos de la vida cristiana tienen un sabor común y una marca original....el gusto del amor....la marca del Espíritu.

Si concentramos todas las exigencias evangélicas siempre te encontrarás con la música del amor.....de la misericordia....del servicio...de la comunión....del perdón...del compartir....del entregarse....de perder....de morir......

LA CARIDAD.(EL AMOR) Es el fruto más importante....
Caridad no es la limosna....sino el amor limpio y generoso que aprendistes de Jesús....el amor entrega.....

LA ALEGRÍA.(LA SONRISA) La que brota de la fuente secreta del corazón amoroso....la que es solidaria y compasiva.....la que no está reñida con el dolor y con el sufrimiento....la que llena de música la vida....

LA PAZ. No la paz cómoda y pasiva...sino la que llega después de superar los miedos...los sufrimientos.....las ambiciones....las dudas...

LA PACIENCIA. Que no es resignación....sino una derivación del amor que ""aguanta sin límite"....lo aguanta todo.... por amor. Paciencia que se da de la mano con la ESPERANZA.... el ancla que sostiene la vida....aun en medio de los sufrimientos y de las mayores crisis....
Paciencia que significa tolerancia....respeto....comprensión.....

LA BONDAD.Dispuesta siempre a hacer el bien...No vive para sí....Defensora de los verdaderos valores....Luchadora en todas las causas justas.....La primera en acercarse al que sufre....al necesitado.........

LA AFABILIDAD o comprensión de los demás...Facilita la convivencia y la amistad......Es acogedora.

LA FIDELIDAD Que es fiel al amigo....al amor....a la Palabra.....a su vocación....a sí mismo......

LA MANSEDUMBRE que se aprende de Cristo y en Cristo...Prefiere el diálogo a la amenaza.....Va con la mano abierta...no con el puño cerrado....prefiere dar la vida antes que quilarla......

Aquí tienes unos cuantos frutos....Seguro que a tí se te ocurren muchos más....buenos... estupendos....que hacen de tu vida un mensaje claro del evangelio de Jesús.

SONRIE... A ESTOS FRUTOS DE LA VIDA CRISTIANA.....

SONRIE....Y QUÉDATE CON ESTOS FRUTOS....DESDE EL CORAZÓN

SONRIE....Y DEJA QUE LA SAVIA DE ESTOS FRUTOS VAYAN RECREANDOSE EN TU INTERIOR

SONRIE.....DIOS TE AMA

viernes, 17 de septiembre de 2010

ESCUCHAME..... SEÑOR....QUE TE LLAMO.....

Salmo 26, 7-14

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro».
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.

Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.
Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.

No me entregues
a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí
testigos falsos,
que respiran violencia.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

En el fondo siempre confianza 1. La Liturgia de las Vísperas ha dividido en dos partes el Salmo 26, siguiendo la estructura misma del texto que es parecida a la de un díctico. Acabamos de proclamar la segunda parte de este canto de confianza que se eleva al Señor en el día tenebroso del asalto del mal. Son los versículos 7 a 14 del Salmo: comienzan con un grito lanzado al Señor: «ten piedad, respóndeme» (versículo 7); después expresan una intensa búsqueda del Señor con el temor doloroso de sentirse abandonado por él (cfr vv. 8-9); por último, presentan ante nuestros ojos un horizonte dramático en el que los mismos afectos familiares desfallecen (Cf. versículo 10), mientras aparecen «enemigos», «adversarios», «testigos falsos» (versículo 12).

Pero también ahora, como en la primera parte del Salmo, el elemento decisivo es la confianza del que ora en el Señor que salva en la prueba y ofrece su apoyo en la tempestad. En este sentido, es bellísimo el llamamiento que se dirige a sí mismo al final el salmista: «Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor» (versículo 14; Cf. Salmo 41,6.12 y 42,5).

También en otros Salmos estaba viva la certeza de que del Señor se obtiene fortaleza y esperanza: «a los fieles protege el Señor... ¡Valor, que vuestro corazón se afirme, vosotros todos que esperáis en el Señor!» (Salmo 30, 24-25). El profeta Oseas exhortaba así a Israel: «espera en tu Dios siempre» (Oseas 12, 7).

Superior a sus enemigos 2. Nos limitamos ahora a destacar tres símbolos de gran intensidad espiritual. El primero de carácter negativo es el de la pesadilla de los enemigos (Cf. Salmo 26,12). Son descritos como una bestia que acecha a su presa y, después, de manera más directa, como «testigos falsos» que parecen resoplar violencia por la nariz, como las fieras ante sus víctimas.

Por tanto, en el mundo hay un mal agresivo, que tiene por guía e inspirador a Satanás, como recuerda san Pedro: «vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar» (1 Pedro 5, 8).

A pesar del abandono 3. La segunda imagen ilustra claramente la confianza serena del fiel, a pesar del abandono incluso por parte de los padres: «Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá» (Salmo 26, 10).

También en la soledad y en la pérdida de los afectos más queridos, el orante nunca está totalmente solo porque sobre él se inclina Dios misericordioso. El pensamiento se dirige a un célebre pasaje del profeta Isaías que atribuye a Dios sentimientos de compasión y de ternura más que materna: «¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido» (Isaías 49, 15).

A todas las personas ancianas, enfermas, olvidadas de todos, a las que nadie dará nunca una caricia, recordemos estas palabras del salmista y del profeta para que sientan cómo la mano paterna y materna del Señor toca silenciosamente y con amor sus rostros sufrientes y quizá regados por las lágrimas.

Buscar el rostro del Señor 4. Llegamos así al tercer y último símbolo, repetido en varias ocasiones por el Salmo: «Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro» (versículos 8-9). El rostro de Dios es, por tanto, la meta de la búsqueda espiritual del orante. Al final emerge una certeza indiscutible, la de poder «gozar de la dicha del Señor» (versículo 13).

En el lenguaje de los salmos, «buscar el rostro del Señor» es con frecuencia sinónimo de la entrada en el templo para celebrar y experimentar la comunión con el Dios de Sión. Pero la expresión comprende también la exigencia mística de la intimidad divina a través de la oración. En la liturgia, por tanto, y en la oración personal, se nos concede la gracia de intuir ese rostro que nunca podremos ver directamente durante nuestra existencia terrena (Cf. Éxodo 33,20). Pero Cristo nos ha revelado, de manea accesible, el rostro divino y ha prometido que en el encuentro definitivo de la eternidad --como nos recuerda san Juan-- «le veremos tal cual es» (1 Juan 3, 2). Y san Pablo añade: «Entonces veremos cara a cara» (1 Corintios 13, 12).

La búsqueda del mismo Dios 5. Al comentar este Salmo, el gran escritor cristiano del siglo III, Orígenes, escribe: «Si un hombre busca el rostro del Señor, verá la gloria del Señor de manera desvelada y, al hacerse igual que los ángeles, verá siempre el rostro del Padre que está en los cielos» (PG 12, 1281).

Y san Agustín, en su comentario a los Salmos, continúa de este modo la oración del salmista: «No he buscado en ti algún premio que esté fuera de ti, sino tu rostro. "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; no buscaré otra cosa insignificante, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, ya que no encuentro nada más valioso... "No te alejes airado de tu siervo" para que buscándote no me encuentre con otra cosa. ¿Qué pena puede ser más dura que ésta para quien ama y busca la verdad de tu rostro?

SONRIE ...HERMANO MIO....BUSCA EL ROSTRO DE DIOS....Y UN DIA LO ENCONTRARÁS